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Joaquín Pereyra, quien fue el primer niño de San Pedro en recibir tratamiento con aceite de cannabis para epilepsia refractaria, cumple 18 años este lunes, marcando un hito en la historia local de la salud pública y los tratamientos alternativos para enfermedades que antes eran inevitables. Importa porque su historia deja de ser caso aislado para transformarse en esperanza para otras personas y familias.

Desde sus padres cuentan que Joaquín llegó a tener 300 convulsiones diarias, un nivel de sufrimiento que parecía insostenible; hoy, gracias al aceite de cannabis y su constante lucha, esos episodios han disminuido drásticamente, permitiéndole terminar la secundaria, participar de un viaje de egresados y disfrutar momentos simples que antes estaban fuera de alcance.

El recorrido no fue fácil: fue necesario combatir barreras legales, de cobertura por la obra social, prejuicios sociales, y aprender médicos sin manuales; su madre resume ese camino así: “Se nos reinició la vida”.