Escuchar artículo

El Ejecutivo lanzó el Programa Nacional de Desfederalización y Asistencia contra el Microtráfico de Estupefacientes, con el objetivo de transferir recursos y capacitación a provincias y municipios para combatir la venta minorista de drogas. Sin embargo, la experiencia demuestra que esta estrategia no golpea al narcotráfico: solo multiplica causas judiciales contra consumidores y pequeños vendedores, saturando tribunales y cárceles con personas pobres que muchas veces apenas portaban gramos de marihuana o cocaína.

Lejos de resolver el problema, el modelo represivo alimenta la corrupción policial, fortalece el mercado negro y desvía fondos públicos que podrían destinarse a salud, prevención y reducción de daños. Mientras los grandes narcos siguen intactos y bien conectados con el poder, estas políticas terminan persiguiendo a usuarios y cultivadores, sosteniendo un negocio del prohibicionismo que garantiza más cárcel y menos salud.