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Un estudio realizado por Elisa Hernández-Álvarez, Jaime Rojas Hernández y Lucas F. Borkel, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y Domingo J. Quintana Hernández, Tobías Fernández-Borkel y Luis Alberto Henríquez Hernández, de la Asociación Científica Psicodélica de Arucas, comenzó a evaluar el uso de pequeñas dosis de 1cp-LSD, un análogo del LSD legalmente permitido, en perros que padecen ansiedad por separación, con el objetivo de aliviar sus síntomas y mejorar su bienestar. Importa porque abre interrogantes sobre los límites terapéuticos del mundo animal y el rol de los psicodélicos como herramientas en tratamientos conductuales.

El experimento incluyó un grupo de siete perros diagnosticados con ansiedad y un perro de control. Se administraron dosis de 2,5, 5 o 10 µg cada tres días durante un mes. Las puntuaciones de ansiedad se midieron antes, durante y al mes de suspender el tratamiento. Los resultados mostraron una reducción significativa de los síntomas de ansiedad por separación, especialmente en las dosis mayores.

Además, el estudio consideró una variable poco explorada: se observó que perros cuyos dueños tenían puntajes elevados en rasgos como hostilidad o sensibilidad interpersonal mostraron mejoras menores, lo que sugiere que la disposición emocional del cuidador podría influir en el tratamiento.

Aunque no se han reportado efectos graves, los autores advierten que la muestra es pequeña y los hallazgos deben interpretarse con cautela. Se requieren ensayos más amplios, controlados y ciegos para confirmar seguridad, dosis óptimas y aplicabilidad práctica en medicina veterinaria.